Friday, October 05, 2007

Cita del educador Paulo Freire[1]:
“Me gustaría hilar algunos comentarios de conversación directa con sus probables lectores en torno a dos o más puntos de reflexión política-pedagógica siempre presente en ellos
[2].
El primero que es preciso subrayar es la posición en que me encuentro, críticamente en paz con mi opción política, en interacción con mi práctica pedagógica. Posición no dogmática sino serena, firme, de quien se encuentra en permanente estado de búsqueda, abierto al cambio, en la medida misma en que desde hace mucho dejó de estar demasiado seguro de sus certezas. (…) Esto no significa que lo correcto sea ‘deambular’ en forma irresponsable, receloso de afirmarme. Significa reconocer el carácter histórico de mi certeza, la historicidad del conocimiento, su naturaleza de proceso en permanente devenir. Significa reconocer el conocimiento como una producción social, que resulta de la acción y la reflexión, de la curiosidad en constante proceso de búsqueda. (…) Pero al lado de las certezas históricas, respecto de las cuales debo estar siempre abierto, a la espera de la posibilidad de reverlas, tengo también certezas ontológicas. Certezas ontológica e históricamente fundadas. Es por eso por lo que la preocupación por la naturaleza humana se halla siempre presente en mis reflexiones. (…) Es históricamente como el ser humano ha ido convirtiéndose en lo que viene siendo: no sólo un ser finito, inconcluso, inserto en permanente movimiento de búsqueda, sino un ser consciente de su finitud. Un ser con vocación de ser más que sin embargo históricamente puede perder su dirección y, distorsionando su vocación, deshumanizarse. (…) Lo que debemos hacer es colocar nuevamente en el centro de nuestras preocupaciones al ser humano que actúa, que piensa, que habla, que sueña, que ama, que odia, que crea y que recrea, que sabe y que ignora, que se afirma y que se niega, que construye y que destruye, que es tanto lo que hereda como lo que adquiere. Así restauraremos la significación profunda de la radicalidad. La radicalidad de mi ser, como persona y como misterio, no permite sin embargo la estrechez de la singularidad de apenas uno de los ángulos que sólo aparentemente me explica”.
[1] Freire, Paulo. Política y Educación. Ed. Siglo XXI, México, 1996, pp. 11-17.
[2] Se refiere a los textos compilados en la obra citada y que presenta en su prefacio.